Réquiem para Olga

El Conurbano siempre es un infierno.

Se murió la Olga.
Vestite, Berazategui, con tus mejores lutos.
Naranjas las banderas
naranja el alma
vamos a llorarla.

Es un partido
como siempre.
Hay que prender las luces a pedradas.
Colgar del aire las guirnaldas
abrir las estaciones
vestir los lunes de trabajo.

La maltería, Rigolleau, Ducilo
que las moles del sur regresen por un rato.
Se murió la Olga
que lo anuncien
los silbatos del vidrio y la cerveza.

Habrá un permiso provisorio para todo
un perfume a marihuana en las esquinas
un desfile de nombres y apellidos
orgullosos de vino.

Un guiño de quinielas
un paciente prostíbulo
para disfrazar de rojo los quejidos
y morir de abandono
resucitando a un sueño
donde somos los afortunados de la tierra.

Vamos a manguear a los tacheros
el pucho de la tarde
fumarlo en su homenaje
para que la Olga
que ya tuvo su infierno
prepare un cielo de quebrados.

Seremos carnaval
pasión de vicios
en la hora solemne del cortejo.

Nos verán
entonces van a vernos
marcharemos prostitutas
pordioseros
la loca de atar
los caballos hambrientos.

Tan pequeña
la pondremos ante dios
o ante los muertos
ellos tendrán que responder
por qué es pecado
amar a la vedette
vestirse de varón
criar dos pibas.

Tendrán que decir
a viva voz
a cielo abierto
por qué la vida es una mierda.

Cargamos un cuerpo
tan liviano.
Se apaga la flor
bajo la tierra.

Se murió la Olga.
Aquí nos ha citado
sin potestad
ni juez
ni parte.

Vivir es este apenas,
nos dice
se despide,
este último segundo
esta alegría.

Vivir es este grito
durando los instantes.

Olga amaba a Telma Stefani. Amaba su belleza, su tarot y su suicidio. Su hija mayor se llama Telma, claro. Su hija menor es Eva Franco. Herencias y herederas.

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