El debate por la edad y
la responsabilidad penal
Como la infancia no tiene tiempo de esperar la concreción
de los cambios estructurales, acompañé con particular atención
el derrotero de la agenda pública y legislativa referida
a la infancia en riesgo.
A partir de episodios que alcanzaron gran repercusión pública, pude notar que surgía lo peor de nosotros al pedir más cárcel
y más dureza con los chicos que delinquen, sin hacernos cargo
de nuestra ausencia en sus vidas.
Algunas voces oficiales, inclusive desde mi mismo espacio político,
sugirieron la baja de edad para la imputabilidad penal como forma de resolver crímenes y delitos en los que participaron menores.
Para recuperar un espacio de infancia, e incluso para
la seguridad de terceros, creí necesario expresar
que el camino a recorrer es otro.
Con la presentación de este proyecto traté de responder a las presentaciones referidas a la instauración de un régimen penal juvenil, dado que si bien estaba claro las buenas intenciones de algunos de sus autores, escondían la verdadera intención de muchos: lo que importa es bajar la edad de imputabilidad.
Creo que la penalización de lo adultos que actúen en grupo
de los que participen pibes es mucho más conducente en términos
de seguridad ciudadana, pero, sobre todo, creo que debemos hacernos cargo de nuestros pibes.
Baja de edad de imputabilidad
Paralelamente al caso del homicidio del ingeniero Barrenechea resurgió en gran parte de nuestra sociedad el tema de la necesidad de la baja de edad de imputabilidad de los chicos en conflicto con la ley penal. Los grandes medios fueron voceros de esta postura. Por debajo, latente pero no por ello menos firme, también resurgió la defensa de los derechos de nuestros pibes.